Viven la cuarentena como todos
Las personas con discapacidad no son ajenas a los acontecimientos relacionados con el COVID-19 y pueden sentirse tan confundidas como los demás, es por eso que hay que reforzar su entendimiento de la pandemia y ayudarlos a adaptarse a la actualidad.
A semanas del inicio de la cuarentena, la sociedad ha encontrado formas de adaptarse a la nueva situación laboral, escolar y social, pero una comunidad para la que ha sido un poco más complicado adaptarse al nuevo status quo es la de personas con discapacidad intelectual.
Estas personas se benefician enormemente del seguimiento de una rutina y la disrupción de esta puede traer consecuencias desfavorables, además de que su educación es diferente a la de un estudiante promedio, ya que requieren atención y apoyo constante a través de una enseñanza presencial.
Paola Dantés Rodríguez, directora del Programa de Inclusión Social y Educativa de la Universidad de Monterrey, explica que una de las primeras acciones que los padres o cuidadores deben emprender con las personas con discapacidad intelectual, es la explicación de la situación de una manera simple.
“Comúnmente, las personas con alguna discapacidad intelectual aprenden de una manera más visual, y de acuerdo a su edad, se les puede explicar lo que está pasando gráfica y concretamente… sin alarmar, pero al mismo tiempo haciéndolos conscientes del por qué. Si para nosotros se nos está haciendo difícil entender que no podemos salir o ver a nuestros seres queridos, para ellos es más”, comentó la licenciada en Educación.
Agregó que hay muchos recursos en línea con los que puede ayudar a explicar la situación de la pandemia, la cuarentena y las medidas de prevención, como cuentos y videos. Además, recordó que las personas con autismo o síndrome de Down, son especialmente apegadas a las estructuras y rutinas que tienen, y aunque el confinamiento traiga consigo un desbalance, el remedio es crear una nueva rutina de la situación actual.
Por otra parte señaló que las precauciones de higiene son las mismas que deben tener todas las personas, pero que hay que reforzar estas prácticas y hacer a los jóvenes más conscientes de las mismas, como lavarse las manos más seguido y estornudar en el pliegue del codo, por ejemplo.
El reto para PISYE
“En PISYE, dimos esta explicación con un toque emocional importante: ‘Te tienes que cuidar para que cuando esto pase, podamos ver a los abuelos y a los tíos. Debemos cuidarnos para el día de mañana poder estar con ellos’”, señaló la directora.
Una parte integral de este programa es el manejo de rutinas y responsabilidades por parte del alumno y el hecho que no puedan seguir esta cotidianidad durante la contingencia “les ha costado mucho”, aseguró Dantés Rodríguez, pues normalmente con las personas se necesita anticipar el cambio y en este caso no se pudo hacer.
Estamos haciendo estrategias para que los alumnos sigan teniendo una rutina en lo posible, dentro de casa, con sus actividades, clases, tiempos para hacer ejercicio, tiempos para ayudar en casa. Esto les va ayudar a no sentirse tan perdidos en esto, que están tratando de entender y procesar, como lo estamos haciendo todos”.
Algunas de las soluciones para continuar con la educación de los 72 alumnos del programa fueron mandar actividades por correo electrónico y la creación de una rutina dentro del nuevo ambiente, que es ahora el hogar. Además, están trabajando para tener acercamientos virtuales con los jóvenes y saber cómo están, y subir clases a una plataforma digital.
“No sabemos qué va a ocurrir, pero lo que sí sé es que tenemos que anticiparnos a lo que pueda venir en los próximos meses e ir creando estrategias como estas para estar cada vez más cerca de los alumnos y cumplir, en la mayor de las posibilidades el programa que se tenía previsto para estos meses”, finalizó.
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