Cómo ayudar a los pandemios a regresar al mundo real
- Jesús Amaya Guerra, profesor de la Universidad de Monterrey, señala que el aislamiento causado por la pandemia de COVID-19 es una prueba para que los jóvenes aprendan la resiliencia y adaptabilidad, pero también para afrontar los retos de la vida.
El remedio para contrarrestar el impacto del COVID-19 ha sido el distanciamiento social y el confinamiento, y ahora, después de más de un año en tratamiento, los efectos emocionales son más que visibles.
Para Jesús Amaya Guerra, profesor de la Universidad de Monterrey, explicó que para él, uno de los grupos más afectados es el de lo jóvenes, pues parte de su formación social y emocional toma lugar en la escuela y el salón de clases y la falta de estos elementos ha significado un reto de adaptación para algunos de ellos.
Esta problemática, entre otros temas, los trata en su libro ‘Los pandemios y qué mundo les queda’, escrito junto a Evelyn Prado Maillard, experta en Psicología .
“A través de este año y medio que hemos pasado de COVID-19 ha habido un cambio generacional importante entre los muchachos y, desde mi punto de vista, surge una nueva generación, ya no son millennials, ya no son generación Z o Generación Alfa, sino que es la generación de los pandemios. Ellos son los que responden a las exigencias, adaptaciones, aprendizajes y rutinas que trajo consigo el COVID-19 y tiene impacto en todos los aspectos”, señaló el psicólogo.
Una de las características más destacadas de este grupo es el distanciamiento y aislamiento físico y social, y son las áreas que están siendo más impactadas por la situación mundial actual y repercute en su desarrollo socioemocional.
A partir de la pandemia observamos que hay un gran incremento de trastornos de salud mental, especialmente estrés, ansiedad, depresión, soledad, apatía, dispersión, adicciones, etc., y los muchachos no han sabido adaptarse, eso trae consigo problemas fuertes e impactos en su desarrollo emocional”, mencionó.
Para contrarrestar estas consecuencias, existen muchas estrategias saludables como el deporte, actividades artísticas, hablar con familiares y amigos y hasta terapia, pero algunos de ellos optan por lidiar con esta nueva normalidad con actitudes y acciones nocivas.
También señaló que, a causa de incapacidad para adaptarse a los nuevos retos, canalizan toda esa energía y tiempo en estar frente a una pantalla y estímulos digitales.
“A mayor tiempo en pantalla, incrementan los problemas emocionales: los estudios son claros, que para el chico que pasa más de dos a tres horas frente a una pantalla de manera recreativa, no de forma productiva, sus problemas emocionales aumentan”, señaló Amaya Guerra.
Al mismo tiempo aseguró que no todos los efectos son malos, pues ha percibido aspectos positivos que ha dejado la pandemia como mayor convivencia y unidad familiar, los jóvenes se han vuelto más creativos en su búsqueda de aprendizaje y han desarrollado más su adaptabilidad y flexibilidad.
“La realidad es que la pandemia trajo consigo una nueva normalidad y no lo podemos cambiar, pero podemos sacarle el mejor provecho posible… Para mí, la competencia más importante de los pandemios es aprender cosas nuevas, adaptarse a los cambios y tener la flexibilidad de elegir bien las metas en esta pandemia y luchar por ellas”, comentó.
Agregó que en los últimos años estas habilidades han sido más difíciles de desarrollar y retener, porque “nos hemos enfocado en adaptarnos al muchacho” y afirmó que es responsabilidad de los padres de familia, las instituciones de educación, mentores y profesores enseñarles adaptación para toda clase de situaciones.
Tienen que enfrentar el mundo real, tienen que vivir las consecuencias de sus acciones, de nada les va a servir que tomen muchas malas decisiones y que jamás vivan las consecuencias, eso no les ayuda a crecer, por eso creo que los pandemios son una generación en la que muchos tienen el riesgo de no madurar y crecer”, explicó.
Amaya Guerra indicó que la mejor manera de ayudar a los jóvenes es impulsarlos a que cumplan objetivos, sin inflar su esfuerzo, pero tampoco menospreciando su trabajo, de esa forma estarán preparándose para afrontar retos en la escuela y en el mundo laboral.
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